Él volvió, sin cuerpo, sin alma, solo con el eco de un amor podrido por la venganza.
Cuando las luces se apagan, ella lo siente respirar detrás de su cuello…
porque algunos amores no descansan, esperan.
Solo en mi lindo Ecuador, la astucia criolla de un indígena llevó al Diablo a convertirse en albañil para construir una iglesia. ¡Nunca imaginó que terminaría sin pan ni pedazo!
Planeta Capital funciona gracias a WordPress